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Caza en puestos de caza en suelo e imágenes térmicas

Sigilo y paciencia: ya sabes que hay trofeos a la espera

El sigilo de la caza, que exige esperar a que pase la presa, no es cosa nueva. Sus raíces son tan profundas como las de la historia humana. Desde aquellas lanzas de la Edad de Piedra o esos arcos del Paleolítico hasta los tiempos actuales, los cazadores han abatido trofeos con este tipo de estrategia. Y, como alguien que, por así decir, se introduce en este hobby esto también es mi método preferido.

Encontrar lugares de paso y querencias, además de fuentes de agua y alimentos, resulta fundamental en la estrategia de caza al acecho. También lo es determinar qué tipo de estructura es la más apropiada: puesto en tierra o elevado, torreta de árbol, puesto natural, etc. Me siento increíblemente cómodo en las casetas de árbol—a veces demasiado cómodo—, si bien siempre he preferido cazar en Blinds tanto flexibles como duros, eso ya no me importa. Mi elección se sostiene en tres detalles que mis buenos amigos ya conocen acerca de mí: cuando me entra la inquietud puedo moverme, no tengo que trepar por una escalera y además estudio con mucha atención la dirección del viento para obtener mejores resultados en el suelo que, digamos, alguien con aversión total por la higiene (sí, también los hay).



Disfruto mucho de la caza en puesto, pero tiene una contrapartida: la visibilidad. Dependiendo de la zona en cuestión, mi capacidad de visión puede ser amplia o, con la misma facilidad, casi nula. Debería decir directamente nula ya que sólo consigo ver a una distancia muy escasa cuando estoy cazando en zonas muy boscosas. Vamos, yo no me planto ante un muro de matorral con visibilidad cero. Sin embargo, la caza en follaje muy denso compromete la visibilidad incluso cuando se consigue ver decentemente. Los problemas empiezan cuando no se logran distinguir los cuerpos enteros hasta que están demasiado cerca, o cuando sombras u otros elementos naturales los hacen prácticamente invisibles, incluso muy, muy cerca.

Para compensar esto siempre llevo buenos prismáticos. Algunos quizás optan por seguir su instinto y decir: “A la que asome algo, disparo”. Bien, yo no soy de esos que se deja llevar por la espontaneidad, también entiendo la abrumadora verdad de que "la suerte es donde la oportunidad se encuentra con la preparación". Me gusta ver a un animal lo suficientemente lejos para determinar si ya es adulto, en qué dirección viene y de cuánto tiempo dispongo antes de tener que estar listo para disparar o dejar pasar la oportunidad. A menudo, la óptica es una pieza decisiva en este proceso de toma de decisiones. No obstante, las miras también han quedado fuera de esta ecuación muchas veces y por innumerables razones: la mayoría de las veces los trofeos salen de un matorral en que se ocultaban o permanecen en la penumbra hasta el momento de la verdad.

La tecnología térmica caldea la caza en puesto fijo

Hace ya varios años, encontré la respuesta a todos estos problemas periféricos en la termografía. La realidad de la imagen térmica es simple: nada se esconde de ella. Cuando se dispone de visibilidad directa sirve incluso un pequeño hueco para detectar una pequeña fuente de calor, el dispositivo lo refleja. De hecho, aparece brillando en la pantalla. Desde que empecé a usar la térmica, especialmente cazando al acecho, nada se me ha escapado. Siempre que un animal se presenta, estoy listo. En resumen, me he convertido en un cazador mucho mejor preparado y me he llevado a casa más carne de trofeo. Como anotación, he de reconocer que también disfruto simplemente sentado en el puesto viendo ese mundo (a menudo) no observado que me rodea: pájaros que se posan, ardillas que se persiguen unas a otras, el solitario y blindado armadillo correteando.... Fascinante.

La tecnología de visión térmica, sin embargo, tiene otras grandes ventajas para los puestos de caza. Desde que uso prismáticos térmicos, jamás me han cogido el aire ni me han descubierto camino al puesto, ni tampoco de vuelta al vehículo después de la caza. Me he vuelto increíblemente más sigiloso con los animales salvajes de mi zona y tengo por rutina evitarlos de manera intencionada, incluso en pretemporada, durante la época de exploración. Los prismáticos térmicos también me han dado excelentes resultados en el seguimiento de rastros de sangre y la recuperación de trofeos después del disparo. La pregunta más crucial para cualquier cazador cuando ve un animal herido huir es si conseguirá o no llevarse esa pieza a casa. Ningún cazador, déjame repetirlo, ningún cazador, quiere que se le escape ningún animal. La sangre se ve fácilmente y brilla hasta que la temperatura coincide con la del área en la que se encuentra. Incluso entonces, un animal abatido brilla durante horas después del disparo, lo que hace que la recuperación sea mucho más fácil.

Entre los dispositivos térmicos relacionados con la caza hay tres tipos que han demostrado ser los más útiles: visores, monoculares y binoculares. Para el puesto de caza los más adecuados son los monoculares y los binoculares. Prefiero utilizar prismáticos térmicos como los Pulsar Accolade. No me malinterpretéis, los prismáticos térmicos del modelo Helion 2 XP son alucinantes, pero para esas largas esperas con muchas lentes térmicas, no hay discusión acerca de qué plataforma es mejor. Usar ambos ojos con un binocular para procesar la información, resulta en tiempos de respuesta más rápidos y precisos, percepción de profundidad mejorada, reducción de la tensión ocular y la fatiga y, para algunos colegas, incluso menos dolores de cabeza, si bien yo nunca he padecido ese problema.

Pulsar Accolade: Sácale partido a la pasta invertida en tus térmicos

Para compensar la pasta que cuestan unos prismáticos térmicos no hay mejor elección que los prismáticos Pulsar Accolade 2. Los prismáticos térmicos Accolade cuentan con los modelos XP LRF, que brindan una resolución de 480×640 microbolómetros. Los Accolade 2 traen de serie un telémetro láser (LRF en su sigla inglesa) gracias al cual proporcionan información precisa de las distancias, desde +/- 1 metro hasta unos 1.000 metros de distancia y en cualquier ambiente de luz, ¡incluso con ninguna luz en absoluto! De la misma manera que la lente térmica muestra la radiación infrarroja, el LRF determina la distancia hasta los rastros de calor, de modo que la luz no resulta imprescindible.



Por supuesto, todos los Accolades cuentan con baterías recargables de +9 horas de duración, cámara de vídeo y Wi-Fi de serie, pantalla de 8 colores, pantallas AMOLED de alto contraste, picture-in-picture, zoom escalonado y zoom continuo, protección IPX7 contra los efectos de la inmersión y toda la gama de ajustes de pantalla que incluyen brillo, contraste, modos de visualización, etc. La verdad, cuando llega la hora de abatir trofeos, parece que lo único que no viene de serie con el Pulsar Accolade 2 LRF es alguien que los cace por ti.